Medio ambiente

Vivimos en un mundo en el que los recursos no son inagotables. Siempre estamos pendientes de lo que pudiera ocurrir el día de mañana. Nos preocupamos por una causa que es impuesta a tamaño colosal: sostenibilidad del medioambiente. Este hecho es irrefutable, ya no genera dudas. Sucede a ritmos vertiginosos y su durabilidad puede corroborarse en la fauna, flora y sociedad.

     La sostenibilidad ambiental puede definirse como “la relación de bienestar entre ser humano y su entorno, además del tiempo en el que se encuentra inmerso”. Las acciones del ser humano con lo que le rodea hace que se genere una merma entre recurso-sostenibilidad, es decir, debilita al planeta por cuanto su índice de recuperación no tiene la autonomía suficiente con la que sobrellevar lo que antes poseía, para un uso constructivo-destructivo. Así se hace la sostenibilidad: deconstruir para sobrevivir. ¿Y el medioambiente?

     Por sí solo no es capaz de lograr un hito más rápido del que nosotros, como seres vivos, le arrebatamos a la naturaleza. Por eso, tenemos la responsabilidad de cuidar nuestro mundo con normas, reglas y leyes en respeto a lo que nos da la tierra. Según la fuente www.fundacionwiese.org, el ser humano necesita comprometerse con la sostenibilidad, actuar con razonamiento de lo que hace, promover la confianza y el equipo en este problema, proponer soluciones estables tanto en tiempo como en recursos, ser eficiente más que eficaz, ayudara las empresas a lograr objetivos múltiples a favor del medioambiente, entre otras opciones de liderazgo ecológico.

     El desarrollo de estas políticas se basa en el manejo esencial del agua, incentivar menos combustible y más energías renovables y el empleo de las tres erres (reciclaje, renovación y reutilización). Se busca un concepto “perfecto” del mundo en el que desearíamos estar. Sin embargo, este concepto se viene abajo por no tener la suficiente capacidad de medios (recursos, políticas, mentalidad…), aunque sí de otros, como una sociedad concienciada.

La sostenibilidad ambiental es una ciencia analítica y filosófica, y, gracias a esto, se desarrollan planes con los que promover el uso moderado y correcto de lo que nos ofrece la naturaleza para sobrevivir. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en España la población aumentaría, para el año 2072, en 15 millones, y las personas de más de 65 años abundaría más que la juventud, lo que convierte a este país en uno de los más ancianos del planeta. Esto es un riesgo para el mundo laboral, ya que el trabajo se convertiría en forzoso por mantener pensiones de jubilación desajustadas, hasta atrasadas; la juventud migraría en busca de otras oportunidades de trabajo, fuera de nuestro hábitat. El gasto en consumo de recursos, dada esta problemática, se vería agravado por una situación desproporcionada.

     La sostenibilidad ambiental no se basa solamente en la naturaleza, sino en cada ámbito que rodea nuestro mundo. Hablamos de la sostenibilidad económicacomo una habilidad con la que saber administrar nuestra riqueza tanto en consumo como en ahorro; la sostenibilidad política, aquella que proclama leyes y normas con las que convivir con una sana vida y un gobierno estable, además de un pueblo contento; y la sostenibilidad social, la que basa su contexto en relación directa con la ambiental: armar de valor a una sociedad que maneje una cultura medioambiental basada en el respeto, no solo de la naturaleza, sino también entre géneros iguales y opuestos.

     Según el Programa de Naciones Unidas para la Sostenibilidad del Medio ambiente (PNUMA), para el año 2030 se habría creado más de 6 millones de puestos de trabajo en relación a la energía fotovoltaica. Estaríamos hablando no solo de las renovables, sino también un cambio a futuro en el mundo laboral en general, ya que afectaría a muchos otros trabajos. El 20,6% (dato dewww.wikipedia.org) del total de los empleos verdes de hoy día se ocupan en el sector de las energías limpias, que se traduce en 109.368 puestos de trabajo. Esto tiene relación con la afamada Agenda Europea 2030, que promueve una empresa renovable, innovación en ella y una infraestructura no tan convulsa con la naturaleza (ODS 11: Industria, Innovación e Infraestructura), aparte de con el resto de objetivos que gozan de políticas en apoyo a la eficiencia de los recursos naturales.

     Aunque por pocos, la destrucción de nuestro mundo provoca demasiados problemas, como la desertización y deforestación, la mala calidad del aire, la superpoblación, olvido de la biodiversidad, abuso de nuestros recursos, etc., son solo los generales, mientras que, a niveles más cercanos, deberemos velar por un futuro más sostenible y con posibilidades para que nuestros hijos, en un digno mañana, puedan “comer” de él con la seguridad de que nosotros, en el pasado, pudimos actuar a tiempo.

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